miércoles, 16 de octubre de 2019

Mercadillos de arte: ¿sí o no?

¡Buenas tardes! ¿Qué tal ha ido la semana?

Para mí, esta última semana ha sido un poco de locura: por un lado, estuve en Madrid en la Feria de editores LIBER (de la que os hablaré un poco más adelante), y por otro, pasé el fin de semana participando como expositora en el mercado medieval del pueblo donde vivo. Precisamente os quiero hablar de este último tema: los mercadillos. Como ilustradores, ¿merece la pena participar o no?.





Bien. Es cierto que esta cuestión puede resultar un poco vaga, ya que la respuesta depende fundamentalmente de dos factores: del tipo de mercadillo en el que quieras participar, y, aún más importante, de tu objetivo, es decir, por qué quieres participar.

Como ilustradores, debemos tener en cuenta que el género que llevamos para comerciar no suele ser el típico de los mercadillos de artesanía: rara vez encontraremos puestos en los que se vendan láminas o postales, mientras que sí que encontraremos muchos de bisutería, ropa o comida. Normalmente, el público que asiste a este tipo de eventos espera encontrar productos baratos, por lo que difícilmente generaremos beneficios a partir de nuestras ventas. Además, no todo el mundo sabe lo que es la ilustración o lo que significa ilustrar (al menos en España), por lo que tampoco comprenderán qué es lo que estamos exponiendo o el valor real que se esconde tras nuestro trabajo.
Por esto que acabo de escribir, bien puede parecer que los ilustradores lo tenemos todo a la contra, y que no vale la pena correr el riesgo. Sin embargo, pienso que hay que animarse y que hay que apuntarse a este tipo de aventuras, y ahora te voy a argumentar los por qués:

- Los mercadillos son un escaparate excelente. Es una manera de dar visibilidad a nuestro trabajo y, por consiguiente, a la profesión: por lo tanto, no sólo sirven para mostrar lo que somos capaces de hacer, sino que también ayudan a educar a los asistentes y enseñarles que se puede vivir del dibujo de manera profesional. Gracias a la presentación de tus productos, pondrás en valor al resto del gremio y acabarás, poco a poco, con la creencia de que los creativos no tenemos futuro.

- A través de estos eventos, recibirás una opinión directa por parte del consumidor de tu obra. Por desgracia, y como ya sabrás, la ilustración es una profesión tremendamente solitaria: nos pasamos horas y horas trabajando en un dibujo, encerrados, sin hablar con nadie, lo que en ocasiones puede hacernos perder el foco sobre lo que estamos creando. Pienso que es positivo saber lo que los demás piensan sobre nuestro trabajo, al menos hasta cierto punto. Cuando tienes una paradita en un mercadillo, es fácil detectar quién es tu público y qué es lo que le gusta: ¿tu público es femenino o masculino?, ¿les interesa más tu trabajo analógico, o el digital?, ¿te compran más postales, o quizá más fanzines?... Esta criba te ayudará a seguir evolucionando como creativo y te dirigirá hacia el buen camino.

- Los mercadillos no sólo están ahí para conocer a clientes potenciales, sino también a otros colegas artistas o artesanos, y por consiguiente para aprender de ellos. Siempre habrá algo de tu vecino de parada que puedas aplicar en tu vida, ya sea profesional o personal: sacarás ideas para concebir  productos nuevos, conocerás formas de exponerlos, te dirán dónde conseguir expositores o cómo crearlos tú mismo, etc.. A veces, simplemente una pequeña charla servirá para conseguir un nuevo contacto.

Como te decía antes, los mercadillos al uso (de artesanía o medievales), no suelen reunir las condiciones idóneas para generar ingresos con nuestro trabajo como ilustradores: esto no quiere decir que no vayas a vender nada de nada; simplemente, lo tendrás un poco más difícil que el resto de tus compañeros. Sin embargo, para que no te desanimes, quiero que sepas que existen otro tipo de eventos en los que los ilustradores son más que bienvenidos: me refiero a los mercados de dibujo o, directamente, mercados de ilustración.



En este tipo de mercados, los ilustradores nos movemos como peces en el agua, ya que lo que se busca precisamente es generar un espacio donde podamos exponer nuestras obras, intercambiar opiniones, conocer a colegas de profesión y, por supuesto, vender parte de nuestro trabajo a un público que, en su mayoría, conoce el mundo de la ilustración y es partícipe del mismo. Siempre es interesante acudir a esta clase de citas, ya que también suelen asistir otro tipo de creadores que se nutren de la ilustración, como por ejemplo escritores, animadores, etc.. ¡Nunca viene mal que se lleven a casa una de tus tarjetas de visita!.

En la foto, estoy en un Mercadillo de ilustración que se celebra de manera puntual y espontánea en el Gastrobar Mastropiero, en Cáceres. Aparte, existen otros mercadillos y eventos a los que, si se puede, no se debería faltar en calidad de expositor, tales como el mercadillo de dibujo Mazoka (al que espero ir antes de que termine el año), el Salón del Cómic de Barcelona, etc..

En conclusión, y siempre desde mi opinión personal, nunca está de más apuntarse a cualquier mercadillo de arte o artesanía que se nos presente. De hecho, considero que hay que procurar participar, pues nunca sabes quién puede cruzarse en tu camino. No sólo te lo pasarás pipa, sino que también le darás visibilidad a tu trabajo, lo venderás, y aumentarás considerablemente las probabilidades de que te contraten para cualquier trabajo futuro. A fin de cuentas, de lo que se trata es de disfrutar, y os aseguro que en los mercadillos se disfruta mucho. A pesar de que puede resultar muy cansado, siempre volveremos a casa con una sensación de lo más gratificante. ¡Os lo garantizo!

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