domingo, 19 de abril de 2020

Las amapolas florecen sin mí.

Las amapolas florecen sin mí. Eso es lo único que puedo decir.

Aunque, pensándolo bien, quizá sea demasiado pretencioso decir que las amapolas florecen sin mí: ¿acaso, alguna vez, las amapolas han necesitado a alguien más para florecer? Pues claro que no; en todo caso, ellas florecen, y yo... Yo las observo desde bien lejos.



Durante este confinamiento, yo también estoy floreciendo, aunque lo estoy haciendo a otros niveles. Han pasado muchas, muchas cosas desde que escribí aquí por última vez.



Para empezar, terminé de ilustrar Sunny's magical headband, de Elisavet Arkolaki, para Faraxa Publishing. Aún no ha sido publicado, por razones coronavíricas; sin embargo, espero que pronto pueda ver este precioso cuento en mi estantería.



También ilustré No Ordinary Horse para Purple Squirrel World... ¡Y se ha publicado! No sabéis la ilusión que hace ver que tus esfuerzos, finalmente, han dado su fruto.




Además, tuve la suerte de encontrarme por el camino con dos proyectos más: por un lado, está Las Rabietas de Lois, de Alejandra Campo y Noemia Álvarez, un cuento muy dulce que tiene como objetivo transmitir el valor de la empatía, y que será editado por Babidi-Bú. ¡Espero que el coronavirus no retrase su edición!


Por otro lado, tenemos The perfect Lullaby, un poema que combina las nanas más famosas de la lengua inglesa y se transforma en la canción de cuna perfecta para los recién nacidos. Su autora es Brittany Plumeri, que tuvo a bien elegirme para ilustrar este proyecto de la mano de Bear with Us Productions.


Así pues, y después de todo, puedo concluir en que tengo suerte, mucha suerte. A pesar del confinamiento, no me he quedado quieta, ni he pulsado el botón de pause. La vida continúa, y con ella, mis ganas de seguir ilustrando.